martes, 5 de julio de 2011

Nunca has sido tan feliz, como cuando tenías tres años.

Recuerdo cuando era pequeña, cuando con una simple muñeca era feliz, cuando no existían complicaciones, el amor no existía y las amigas eran de verdad. La ilusión de levantarme la mañana de Reyes e ir corriendo a abrir mis regalos, de jugar con todos sin importar el sexo, el color o el físico. Cuando vivía en un mundo de color rosa, y creía en príncipes azules, en la cenicienta o la bella durmiente… Pero hace mucho tiempo que eso quedo atrás, crecí. Mi vida se lleno de responsabilidades, de complicaciones, de dolor. La inocencia se fue, dejándome sola ante un mundo que no comprendo, en el que no entiendo porque se lucha por la paz, en la que te cortan la libertad, en la que no puedes expresar aquello que sientes por miedo a que te marginen, donde se mata por puro placer.
Me gustaría poder retroceder, y recordar, aunque sea unos minutos, que se siente al tener como única preocupación que vestido le vas a poner a tu muñeca hoy.

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