jueves, 10 de noviembre de 2011

En esta sociedad lo que valen son los echos, no las palabras.

Me gustaría poder decirte que mis ojos nunca habían visto a nadie igual, que mi sonrisa nunca rió tan agusto. Me encantaría decirte cada una de las virtudes que me enamoraron de ti, y lo poco que me importó que la gente me nombrara tus mil y un defectos. Querría explicarte que cada cosa que hago pienso como sería si estubieras tu a mi lado, que en cuanto dejo la mente descansar solo me imagino tu sonrisa. Pero entonces es cuando te veo con ella, cuando me recuerdo a mi misma que no soy lo suficientemente buena.

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